Para entender que ocurre en el cerebro de un niño con dislexia, conviene explicar
de manera sencilla cómo funciona éste y cómo se lleva a cabo el proceso de la lectura:
El cerebro humano está formado por dos hemisferios derecho e izquierdo, que se
comunican entre sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones. El
hemisferio izquierdo se especializa en los procesos de lenguaje, mientras que el
derecho se especializa en la información visual y espacial.
Además, no trabajan exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio
izquierdo procesa la información secuencialmente, o sea, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente, o sea, muchos datos a la vez.
Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero en los niños disléxicos, la disfunción o fallo en el hemisferio izquierdo afecta la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.
Conocer cuál es la alteración concreta que causa la dislexia es más difícil. Los enfoques cambiaron en los últimos treinta años y actualmente, los estudios se centran en la relación existente entre el lenguaje hablado y el escrito, intentando comprender la naturaleza y la calidad del análisis fonema grafema, es decir la relación pronunciación – escritura y la automatización durante la lectura. Si bien, hay distintos tipos de dislexia de acuerdo a las alteraciones presentadas, se atribuye al fallo fonológico la base patogenética de las dislexias.
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